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Cuatro talleres olfativos en el castillo de Tarascon

Tuve el placer de impartir cuatro talleres de creación de perfumes en el Château de Tarascon durante las vacaciones de primavera.

A la hora de preparar estos talleres, el castillo solicitó se estableciera un vínculo con el jardín botánico presente en el recinto y con la magnífica farmacia del antiguo hospital de Tarascón hoy expuesta en el castillo.

Este ciclo de cuatro talleres ha sido diseñado para públicos muy variados, desde niños pequeños a partir de 6 años acompañados de un adulto hasta adolescentes. Todos disfrutaron creando su propio perfume inspirado en las plantas medicinales, alimenticias y ornamentales presentes en los jardines de la Edad Media.

Tenían diez ingredientes a su disposición para crear su perfume. En primer lugar, plantas ornamentales como rosas y violetas. Luego plantas medicinales como el romero, hinojo dulce y hierbabuena. Esta última se utilizaba para aliviar los dolores de estómago.

En cuanto a las plantas alimenticias, les sugerí zanahorias, o más bien semillas de zanahoria, muy utilizadas en perfumería y que huelen, entre otras cosas, a zanahoria cocida. Luego también la fresa. En la Edad Media, las hojas de la fresa se utilizaban en decocción para tratar heridas y piel agrietada.

Completé esta lista con los ingredientes contenidos en la triaca de Montpellier, una pócima milagrosa que curaba todas las enfermedades de la Edad Media, como la canela, el jengibre y el sándalo, haciendo así un guiño al boticario.

En primer lugar, preparé la sala con todo el material necesario.

Cuando llegaron los participantes, nos dirigimos primero al jardín botánico y a la farmacia antigua, siguiendo a Marion Jeux, la mediadora del castillo.

De regreso a la sala del taller, les presenté rápidamente mi práctica combinando fotografía y perfumería, haciéndoles oler dos perfumes inspirados en mis fotografías.

Luego, volviendo al grano, presenté uno a uno los diez ingredientes puestos a su disposición pulverizándolos sobre tiritas para olerlos. Después de un momento de intercambio, anotaron sus sentimientos sobre cada ingrediente en su hoja de formulación.

Una vez olidos y evaluados los diez ingredientes, llegó el momento de la composición. Les aconsejé utilizar un máximo de 5 ingredientes para no complicar demasiado su fórmula. Me acerqué a cada grupo para guiarlos y responder a sus dudas y preguntas.

Una vez anotada la primera fórmula en la hoja, llegó el momento de empezar a contar las 50 gotas que la componen en un pequeño frasco utilizando los cuentagotas colocados delante de cada grupo.

Olí el ensayo, les pregunté qué pensaban de ello y les aconsejé sobre posibles modificaciones para el segundo y luego el tercer ensayo.

Una vez finalizada la pesada, cada participante eligió su ensayo favorito que pesé con mi balanza de precisión en una botella de 15ml que se llevaron a casa como recuerdo del taller.

Siempre es un placer compartir mi pasión de la profesión de perfumista, y aún más en un entorno histórico.

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