Probando con clases de cerámica en China
La cerámica y yo, es una larga historia. Se encuentra, en el departamento francés donde pasé mi infancia, un famoso pueblo llamado Saint-Quentin-la-Poterie , conocido y reconocido por su larga tradición alfarera que se remonta al siglo XIV.
A menos de cinco minutos en coche del pueblo de mi infancia hay otro pequeño pueblo llamado Pouzilhac, donde todavía quedan algunos alfareros. Recuerdo haber visitado uno de estos talleres con unos primos que visitaban el sur de Francia y querían traer algunos recuerdos de sus vacaciones.
A pesar de este temprano contacto con la cerámica, nunca se me pasó por la cabeza practicar esta actividad. Realmente no tengo explicación del por qué. ¿Quizás puede que tenga que ver con la mala prensa que tenían en aquella época las actividades manuales, incluida la alfarería? Afortunadamente, las cosas están cambiando.
Desde que vivo en Barcelona y que he iniciado un nuevo capítulo en mi vida, he estado pensando en probar la cerámica. Pero no fue en España sino en China, en la residencia de artistas Untitled Space en Jin Ze, donde finalmente se presentó la oportunidad.
El Jin Ze Art Center, un centro de artes y oficios cuya misión es preservar y promover las tradiciones y artesanías chinas, estaba cerca de la residencia donde estuve alojada durante un mes. Durante casi dos semanas aprendí sobre cerámica de la mano de uno de los profesores del Centro.
Amasar la arcilla y ensuciarme las manos me transportó a felices recuerdos de la infancia. ¡Esta actividad fue una revelación!
La primera técnica que me enseñaron fue eliminar manualmente la mayor cantidad de burbujas de aire posible de la arcilla para evitar que las vasijas se rompieran en el horno. Después de aprender el gesto perfecto, empecé con mi primera cerámica usando la técnico de churros.
También tuve la oportunidad de probar un torno de alfarero.
La técnica ancestral de churros es claramente la que más me gusta, y espero poder desarrollar esta nueva cuerda en mi arco creativo en el futuro.